Queremos vivir deprisa. Darlo
todo ahora pensando que nunca nos quedaremos vacíos. Correr. Correr y saltar y
seguir corriendo hasta chocar con el siguiente latido. Hasta llorar de
respirar. Vivir en un continuo ajetreo que nos haga sentir que estamos
aprovechando la juventud. Pero entonces te das cuenta de que los años sólo
pasan para las obligaciones. Que con muchos años más seguirás siendo de las que
salta en cualquier concierto. No todos han sido alguna vez jóvenes. Y no todos
envejecerán. La juventud es un don.
No hay comentarios:
Publicar un comentario