Y ya ha cerrado sus ojos y decidido que ya nada puede hacerle más daño, que aunque su vida sigue patas arriba va a conseguir ordenarla, que ha conocido diez estados consecutivos de tristeza y ha tenido cien besos diferentes en sólo dos labios y ha llegado a pensar tantas veces que el problema era ella misma que ha sentido pánico al mirarse en el espejo por el miedo a encontrarse a una extraña.
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