En efecto , amaba la soledad, y
la amaba de tal modo que algunas veces hubiera deseado no tener sombra, para
que esta no le siguiese a todas parte . Amaba la soledad porque daba rienda
suelta a la imaginación , creaba un mundo fantástico habitado por miradas de
color azul cielo , de manos entrelazadas y palabras que no se pronunciaban . Y
sabía que así jamás nadie se enamoraría de él, jamás tendría amigos y jamás
diría un te quiero. Pero he de admitir que le envidiaba. Nadie le rompería el corazón,
ni ninguno de sus amigos le decepcionaría o le fallaría y nadie le contestaría
un ''yo no''
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