martes, 31 de mayo de 2011

Domingo, 30 de enero, dos mil diez. Aproximadamente las 7 de la tarde.
Ahí llega el primer beso, el más esperado, y en cuanto sus labios alcanzan a tocar los míos siento un terrible cosquilleo, desde entonces nunca he dejado de sentirlo. Me lo ha provocado cada día, con cada beso. Y me anuncia todos los días que sigo como loca por el, maldito cosquilleo, es lo que mas veces me recuerda al día que el ya no esta. Durante dos segundos me invade el cuerpo entero y por un momento siento de nuevo aquel primer beso que comenzó todo, creo que jamás olvidare a que sabía ese beso…

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